Takahashi haciendo de las suyas, con un disco tan íntimo y que ha tocado las fibras mas sensibles de mi ser. Debe ser por el año de lanzamiento, o por su voz que se me hace tan familiar, o su pasión musical tan grande, o por la absurda costumbre japonesa de ser una artista misteriosa.
Mi mente solo piensa en la ya extinta alberca de la ISODEJ, las tablas para flotar, el gimnasio vacío y abierto para que jugáramos a la casa del terror.
La radio, los aromas, los napolitano y negritos, Hércules. Rayos, 1998 es el mejor año de la humanidad. Para cuando esta entrada se publique la patrona ya estará entre nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario